sábado, 31 de agosto de 2019

antes de la práctica,

la filosofía kaizen


De algún modo me he comprometido a hacer una práctica.

He estado con ella durante un tiempo. Sin embargo, encuentro que hay una serie de incoherencias en mi planteamiento.

He pasado varios días mal. Y cuando digo que mal, es que pierdo dinero. Así que aprovecho que estoy en fin de semana para recapitular y saber qué es lo que sucede.

Puedo a cierto nivel ser coherente con lo que digo, porque tengo varios blogs que me avalan. Es decir, escribir, escribo. Sin embargo el hecho es que empecé a escribir por un único motivo.

Y ese motivo ya no está. Si bien he continuado escribiendo, mi estilo es claramente, que si se ven las fechas en las que he escrito, se puede apreciar que escribo cuando lo necesito.

Hace poco, después de plantearme seriamente el ponerme al día con la escritura, me vino, así como inspirado por la gracia divina el concepto de kaizen.

De hecho, sin saber de qué se trataba me sugería determinadas cosas, etéreas y bien pensadas. Todo poesía inspirada en el lejano oriente.

Sin embargo, he comprobado las fuentes y el método kaizen, más que un método, es un estado de ánimo.

Eso juega en mi contra.

Me explico. Si el método kaizen fuera un método tendría algún tipo de refuerzo o seguimiento implementado que diga “si haces esto esta bien”. Mientras que si haces esto otro “está mal”.

El método kaizen como me he documentado ayer, como aquel que dice, promueve una mejora continua. Una especie de hazlo poco a poco. Introduciendo pequeñas mejoras.

Es más un conjunto de técnicas que están enfocadas a esa filosofía de vida, de mejora continúa.

Me parece un método excelente. Sobre todo cuando se implementa en una empresa donde se reúnen equipos que tienen que interactuar. Y de esa interacción tienen que surgir de forma rápida una serie de pequeñas mejoras.

Con sus debidas soluciones a problemas concretos.

Pero para una persona, concreta. Que escribe en solitario. Y que lo dicen mis blogs. No escribo todos los días. Más bien cuando tengo que vomitar, voy y vomito lo que sale.
Ya lo editaré.

No digo que si hay una interacción con alguien yo no tenga una respuesta. Pero eso forma parte de una forma de funcionar que en algún momento se puede dar. 

Pero no es deseable.

Creo que lo mejor para cualquier persona es pescar, y lo que no te vayas a comer, devuélvelo al mar.

Se trata de eso precisamente. Bastante esquilmados están los mares como para que ahora yo vaya a ponerme a “una mejora continua”.

En realidad el tema que quiero tratar no es que el término kaizen remita a una filosofía de vida que está bien para una fábrica de coches.

Se trata de que hace muchas décadas que tengo claro lo que funciona y lo que no funciona.

Es decir. Tal como yo lo concibo, me puedo comprometer a una práctica. Pero pese a que en esta vida me encuentro con maestros que me indican lo que creen que es mejor para mí. Hay algunos de ellos que tienen ideas propias.

Pese a que a veces no tengo muy claro si lo que me viene inspirado es de procedencia mortal o divina, lo cierto es que las musas son puñeteras.

Y el método kaizen no me funciona.

Es una filosofía. Yo tengo claro que lo primero que hay que tener en la vida es una filosofía.

Es decir, desde Europa se han cargado la carrera de Filosofía, ya hace tiempo. Y lo cierto es que le doy la razón al gobierno.

No se puede obligar a nadie a pensar. Tal vez se puedan dar herramientas y un entorno que propicie un intercambio, más o menos seguro. Ahí no entro.

Pero no se puede obligar a pensar.

De hecho el tema de la filosofía entiendo que es un tema tremendamente íntimo y personal.

Normalmente una filosofía de vida, puede resumirse en una o dos palabras. Tal vez en una frase corta.

Lo vemos en la palabra kaizen. Mejora poco a poco tu vida. Se refiere al funcionamiento en la cadena de montaje de Toyota. Creo.
Es decir, el empezar a escribir mi primer blog fue incitado por mi psicóloga Alicia Gonzálvez. Que muy oportunamente me sugirió ese modo de sacar afuera todas las neuras que llevaba, de dentro.

De eso se ha tratado siempre.

De la filosofía de vida que mejor funciona en mi vida.

 Doy gracias a que me he encontrado a personas que a base de ostias me han vuelto un poco menos burro.

Pero burro creo que sigo siendo. Es decir. Pese a que sé que bajo presiones propias de la vida, uno devuelve las ostias como puede. La filosofía subyacente sigue ahí.

Ya se puede ver a la Virgen María bajar del cielo.

Quien ve a la Virgen, pues ve cosas muy importantes. Tal vez hay personas que ven el futuro. A día de hoy, eso no es algo tan difícil de ver. Es decir, sabemos que el planeta está dando una serie de señales de atención.

Todos debemos ser conscientes de eso. Pero ante todo hay que ser conscientes de una cosa. El ser congruentes nosotros mismos.

Me puedo comprometer con una práctica. Y si fuera fácil no estaría escribiendo estas líneas.

Lo que me falta como soporte es la línea directriz a seguir.

Kaizen sirve para cadenas de montaje en una fábrica.

He comprobado que en mi vida ese concepto no funciona.

¡Pero si es muy fácil!

¡Mejora continua!

Sí, pero el burro lo que hace muy bien es seguir la zanahoria. Y si acaso que le den con la vara por el culo.

Supongo que va de eso.

Al final se trata de que yo sigo comprometido con mi práctica. Pero es una práctica personal como no puede ser de otra manera.

Tal vez los peces que no voy a pescar, sean la comida que se sirva en otras mesas. O tal vez estaban destinados a ser devueltos al mar. De todos modos.

Lo que sucede es que si me tengo que centrar en escribir, tengo que ser coherente conmigo mismo.

Un escritor que se precie tiene que dedicar cuatro horas buenas, como poco para sacarle punta al lápiz. Y yo no cumplo ese promedio. 

Y eso, todos los días. Más o menos.

Es decir, no cada cuatro días.

Me gustaría pensar que en algún momento de mi vida esto de escribir sea algo que me sirva de algún modo. Sobre todo a nivel monetario. El dinero hace falta.

Pero si soy consecuente conmigo mismo. Tengo que reconocer que no tengo adquirido el oficio. Un oficio no tiene que reportar unos beneficios. Tan solo se trata de hacer una práctica. Un trabajo y perfeccionar un oficio.

Pero por muchas ocurrencias que tenga al cabo del día, que más bien son pocas. Lo que cuenta a la hora de saber escribir, no es saber redactar. Se trata de que de todas las horas que se puedan pasar delante del ordenador...

Tienen que salir cuatro horas buenas, al día. Para poder decir que se ha hecho algo.

Todo lo demás son tonterías.
Así que nos quedamos pendientes del tema de la filosofía. Ya hace tiempo que voy probando una o dos filosofías distintas. No soy muy constante.

Que no soy muy constante, es algo que se nota en mi día a día. Supongo que el método kaizen funciona bien para alguien que pone en marcha una cadena de montaje. Que tiene sus puntos clave, para la mejora continua.

Pero como filosofía de vida, ya tuve un maestro. Hace ya tiempo que muy acertadamente me dijo cuál debía ser mi filosofía.

Es cierto que la enfermedad es también remedio en sí misma.

Años después me di cuenta de que aquel hombre no solamente me había dado una filosofía que seguir. Si no que me había hecho un retrato, una fotografía de mi alma.

Tan fidedigna que tan solo pude percatarme de que no me había indicado mi filosofía de vida. Sino que me había reflejado mi carácter.
Aparte de tratar de salir adelante todos los días, como todo el mundo, creo que lo que prima es ser coherente con lo que soy.

La práctica sigue siendo la práctica. Pero yo no tengo que meterme en temas que pertenecen a otras personas.

Me parece que lo mejor que puedo hacer es tratar de ser coherente con quien soy y con lo que no soy.

Si la práctica me lleva a algún lugar, pues bienvenida sea.

Creo que tenía que escribir estas lineas, como pensando yo conmigo mismo. Porque no sé de dónde me sale cada idea que parece que no me conozca.


Tan solo me quedaría por dejar por escrito una pequeña nota.

En estos tiempos que corren, es importante el conocimiento de uno mismo.

Si tienes que fijarte en la filosofía de vida que alguien te sugiere o te propone, no te fijes en la filosofía...

Fíjate en cómo vive la vida la persona.

Y en tu propia vida, trata de ser consecuente entre lo que dices y lo que haces.

Se trata la vida. No la enfermedad. La enfermedad está bien. La enfermedad no es el problema.

Del mismo modo que el problema es la solución, y el carácter es lo que marca la senda que hollas.














domingo, 25 de agosto de 2019

el sueño

de los justos





Tal vez la humanidad precise de echarse "una larga cabezada".


Si el planeta tiene que sobrevivir, los humanos, 
tal vez nos tengamos que quedar "más bien quietecitos".

Dormiditos y sedados estamos muy bien.

A menos: 
...Que queramos DESPERTAR.

Y si despertamos, tendremos que ver el mundo a nuestro alrededor.

Tal vez muchos digan entonces, que la ignorancia es la felicidad.

Siempre, nos quedará la marihuana. 
Pero ¿No habrá un modo mejor de volar?

Será VOLAR la única salida posible, 
a una situación en la que si te haces cargo, 
más vale que estés DESPIERTO.




Tal vez algunos de nosotros, tengamos que ver la solución a un problema "mirando la manecilla de un reloj roto".

Hay que tener esa mirada, en los momentos de dificultad. 

Nadie creyó que se tratara de su padre. 
Solo importa una cosa. 
Su padre se lo dió.

El amor. 

La imaginación tal vez... 
son comunes a toda dimensión.

Al igual que nuestros padres nos han dado este planeta.

Despierta y mira el reloj. Es la hora.













viernes, 23 de agosto de 2019

diario

de un esquizofrénico

lo cura

Viernes 23-08-2019
18:23 Horas.

Creo que todos los niños tienen la misión de “salvar la tierra”. Es "La Historia Interminable" del escritor Michael Ende.

Pero mi misión ha fallado. No voy a salvar nada. Tal vez la tierra se muera y yo no habré podido hacer nada.
El juego, parece que se trataba de trabajar y ser un adulto responsable. 


“Responder-con habilidad”. Responsabilidad.

Ser mayor de edad.
Todo ego tiene como misión salvar el mundo.

Supongo que se trata de eso. El ego suele otorgarse una misión.

Pero la idea no es tanto el ser capaz de salir adelante y ser mayor de edad.

Creo que se trata, si dejo volar mi imaginación, de que yo funcionara en doble modo de percepción.

Mitad en realidad, mitad "En pais de Fantasia".

Creo que la mayoría de edad se logra cuando hay un número suficiente de personas, que funcionan de modo que, yo o el sujeto que sea, funcione en dos mundos al mismo tiempo. Así se sostiene la realidad.

La realidad se sostiene con nuestros pensamientos. Con nuestro diálogo mental.

Supongo que de lo que se trata es de que da miedo la responsabilidad. No se trata tanto de que la vida sea ésta, o aquella. Se trata de que la victoria va de que hay que vivir en dos mundos a la vez.

Es una teoría. 


Nada tan fuerte como decir que la vida de la raza humana, y la de Fantasia, dependan de mí. Tal como sucedía a BBB, en la Historia Interminable. De Michael Ende.



No se trata tanto de lo que se haga. Se trata de seguir la guía. Tal vez la mayoría de personas no sepan. Y que no deban saber.
Pero si hay que saber algo. Tal vez de lo que se trata es que no importa. La vida es algo más de lo que parece. La vida, es otra cosa.

Y eso da un poco de pavor. Pero por otro lado, también es liberador. Tal vez los achaques y dolencias, no sean algo que dependan de uno mismo. 
Tal vez las enfermedades tenga su origen en el interior de uno mismo. En otro plano. Todo el tiempo hemos estado hablando de esto. Todo viene de otro plano.


Se habla del plano emocional, para mover todo lo que tiene que funcionar en el mundo. Y es cierto.

Pero no se dice que todo lo que sucede, se podría perfectamente tratar desde un plano distinto. Es decir, si la enfermedad tiene una base fisiológica... 

Se tiene que resolver el conflicto, también, y el punto de contacto son las emociones, sí.

Pienso que la enfermedad tiene que tener una naturaleza que implica todos los planos a la vez.

Sin embargo es desde la emoción que se puede acceder a ella. A desbloquear el origen de la enfermedad.

Hay una herramienta. Una propiedad del universo que traspasa barreras. Y es la imaginación. Es la imaginación la que hace que todos los planos se puedan conectar.


La imaginación es algo que pone en contacto todos los planos de existencia. Pese a que es la emoción, el plano emocional, en el que nuestra naturaleza encuentra la resolución. Es la imaginación lo que comprende toda la información.

El compendio del saber y las ciencias. Sineidesys. Víctor Brossah.

Es la imaginación el modo de acceder a todo tipo de realidades. Tal vez las personas que han perdido la razón, tan solo tengan su propia razón, perdida en otros planos.
Cada persona, tratando de mantener el mundo con sus pensamientos. Con su imaginación.

Cada persona es responsable de sí misma. Pero es entre todos los que mantenemos el diálogo  interno, que mantenemos el mundo tal y como lo conocemos. (Castaneda).


Tal vez lo que está sucediendo tenga que ver con que hay personas que tienen que pasar de plano. ¿Eso significa la muerte?

Lo que asusta es que en esto, se trata de la muerte biológica. Pero yo creo que la vida en esta Tierra, vale la pena. Y vale la alegría.



Si la naturaleza de la vida, es algo que tiene como base la imaginación, hay que ser capaz de vivir la vida, con una imaginación activa.

Es con nuestro diálogo interno que funciona todo. Es nuestra idea del mundo que la vida continúa o se para. Y parece que tenga que ver el que cada uno es responsable de sí mismo.

No se puede decir que nadie tenga que salvar a nadie. Cada uno tiene que saber lo que tiene que hacer con su vida. Y la realidad es consensuada.

En mi caso, yo diría que mi reto es formar parte de un grupo.
El que las personas cambien o no de opinión o de modo de vida, no es algo que dependa de ellas. No en un primer momento. Eso se acuerda en otros planos. El que alguien despierte o no, no depende de uno mismo.

Despertar sucede.

Y cuando se despierta, se sabe. Que la vida, es otra cosa.
Creo que siempre lo he sabido, que la vida no podía ser esto. Que tenía que haber algo más.
Si me paro a pensar en que la vida es esto, que no hay nada más. No tendría sentido. La vida es algo que tiene que ver con otra cosa, más que con lo que percibimos.

Esta vida me ha tomado como rehén.  Me ha dado la vuelta como un calcetín vuelto del revés. Y supongo que tenía que ser  así. Para poder acceder a donde debía acceder.

Qué loco que estoy.

Yo diría que en este mundo es importante, el equilibrar lo dual. No estoy seguro de que nadie tenga que tener una concepción adecuada. Pero es cierto que es necesario que el mundo recupere un equilibrio.

Eso. 

No creo que se trate de igualdad. No creo que las personas hayamos nacido iguales. No somos iguales en género. Somos hobres y mujeres. 

Cada ser tiene su magia.

Hay que respetar esa magia. Pero de todos modos, estamos en un lugar de tránsito. Hay que prodigar el respeto más que nunca. Y son las personas que logran adecuar su sexualidad a una coherencia en su interior, los que promoverán que la vida en la tierra sea algo mejor.

Se trata de eso. La vida en la tierra tiene que SER mejor.  "Sé" mejor. Y para eso, cada persona tiene que encontrar el propio equilibrio. Que tal vez tenga que ver de lleno con la propia sexualidad. Estamos en un mundo dual.

Pero yo diría que si logramos encontrar un sentido en la vida, tiene que ser desde una coherencia entre lo que somos y lo que debemos ser. Nadie debería coaccionar a nadie.

De hecho, creo que de lo que se trata, no es de que haya una tolerancia sexual. Más bien se trata de que una persona en su interior tiene que encontrar el modo de vivir, en paz, con quién es, y con lo que es. Y lo que no es.


Es la propia coherencia, en cuanto a quién soy, lo que hace que la vida tenga sentido. Y si mi vida tiene sentido, entonces se trata de que toda la existencia tiene que tener un sentido.

Somos como un gran espejo en el que nos vemos. Y tenemos que hacer que valga la pena vivir. Es algo que le corresponde a cada uno de nosotros.

Y eso, va de que se trata de mí.

Pese a todo, de lo que va esto, es de que sí que tiene que ver con que el sentido de la vida tiene que ver conmigo mismo.

Hay que llenar la vida de historias. Para que la mayor parte de personas sepan a dónde ir. Hay que dar mapas que sean historias en las que las personas puedan tener acceso a un camino, a una vía.

Tal vez cada uno sea el responsable, después de todo. De todo lo que suceda. Yo no creo que el mundo se vaya a terminar mañana.

Pero no lo sé. No lo puedo saber. En última instancia, de lo que se trata es de que tengo que vivir mi vida, desde la coherencia y la responsabilidad hacia mí mismo.

Nadie puede saber que es lo mejor para mí.
Lo que toca que sea mejor para mí, se trata en otros planos. Y es a nivel emocional que se puede uno liberar o seguir preso de programas. Programas que nos condicionan.

No se trata de que haya que promover un despertar colectivo. Esta vez, no. Eso no se puede provocar. Cada uno despierta cuando le toca. La cuestión de que una persona despierte o no, no depende de uno mismo.

Eso la mística cristiana lo tiene muy claro. El último paso lo da Dios. 
Así que ¿quién sabe?
Se trata de que la vida se tiene que plantear desde una perspectiva personal.

A mí no me importa. No deseo ser conocido. No quiero aparecer “en la foto”. No me gusta que todo lo que sucede tenga una causa directa en mí mismo.
Tengo que pensar que es así. Que el mundo que sucede, es mi descripción del mundo.

Pero yo no quiero ser nadie especial.


Diría que en ese sentido estoy muy condicionado por mi familia.
No es mi estilo ser el primero. Yo que nunca he sido nadie, ser ahora, un "alguien", lo vería raro.
Pero sí que es posible que tenga que hacerme a la idea de que mi vida es cosa mía.

Se trata de que cada persona tiene que dejar de tocar las narices de otros, y mirarse su propia nariz. 

En vez de mirar la paja en el ojo del otro.


Si tuviese que dar una descripción de lo que va mi vida, es que... soy el último mono en enterarse de todo.

Eso es lo que hay, y eso es todo lo que hay.






jueves, 15 de agosto de 2019

¿estar o no estar?

Lo que tiene el idioma español


Durante mucho tiempo he pensado que lo que necesitaba era tener trabajo y esforzarme por tener una voluntad.

Todo lo que sucede, lo hace de modo inconsciente. Es muy poco lo que sabemos de la vida, como para poder decir, quiero esto y lo voy a tener. 
No creo que la vida nos vaya concediendo regalos para el consumo.
Más bien me parece que bajo todo lo que sea que existe, la vida sabe qué es lo que queremos, antes incluso de que lo deseemos.

Es decir, es vano el decir que deseo lo que sea. Cuando deseamos algo, porque hay una carencia. Esto es un espejo. 
Realmente debajo de todo lo que “hay”, existe una ley de incertidumbre.
Es bajo la incertidumbre que podemos hacer posible todo lo que deseemos.
Pero todo lo que deseemos, no son bienes de consumo. 

Más bien todo lo que queremos y necesitamos, ya viene predefinido. Antes de que seamos conscientes de desearlo.
Tenemos lo que somos.

Más bien la ignorancia proviene de que otros, ¿los medios de comunicación? ¿No son espejos que nos reflejan? Tal vez, tratan de distraernos. 
En realidad todos tratamos de influir sobre otros. Parece que sea el deporte nacional el saber qué es mejor para los demás.


Así se lo hacemos saber continuamente a otros. La opinión es como el culo, todo el mundo tiene uno.
Y puedo decir, que: “Mi culo, el primero”.

Nos ofrecen cosas para que las deseemos y consumamos. Lo cual no es que esté mal. Es decir. Piensa las cosas antes de hacerlas. 
O hazlas con consciencia. Pero no porque tengas una carencia emocional vayas y te compres ese capricho.
Los caprichos está bien dárselos. Pero no abusar. Que lo que es más esencial, va antes que las tonterías.
Esto en sí, todo esto. No es malo. Más bien entra a formar parte del plan. La realidad necesariamente debe ser completa en sí misma. O no sería.
Pero hay que calmar el ánimo y centrarnos. 

El mayor bien en este mundo para mí, no es el manifestar unos elementos concretos en mi vida. En forma de objetos. 
Es más bien el saber que puedo vivir alineado.
Y que viviendo y sintiéndome alineado, es cuando lo que necesito o quiero, viene a mi encuentro o me muevo yo a buscarlo.

El trabajo está, no en desear más o menos cosas. Y tener una voluntad que vaya acorde con los deseos. Para trabajar mucho y conseguir lo que sea.
Se trata más de conseguir una coherencia en la propia vida. Se trata de estar abiertos, y saber que la vida provee todo lo que queremos.
Es fundamental que comprendamos que somos el SER.
Y el ser, es algo que es distinto de lo que se tiene, se hace, o se piensa.

Intelecto, sentimiento, e-moción (deseo) y cuerpo físico.


Es así como funciona. Nos movemos “movidos” por la emoción. Hay que ponerle pasión a la vida.
Si bien la palabra pasión se puede trocar en sufrimiento, o lo puede suscitar. Es más adecuado emplear el término emoción. En el sentido amplio de que es la emoción lo que nos lleva a movernos.

No hay que estar muertos. Que muertos hay muchos en los cementerios. Yo sé lo que es desear no estar en este mundo. Sino más bien en algún otro lugar, donde no fuese tan difícil.

Pero este mundo es el que tenemos. Ya sea cual sea, la forma en la que se genera la información, que interpretamos como lo que es  nuestro mundo.

No voy a justificar el sufrimiento, ni la enfermedad. Porque sé que puedo haber tocado fibra sensible.
Se trata de que ¿para qué suceden las cosas?
¿No ha sucedido que hemos tenido una pérdida y más tarde ha surgido otra situación distinta, que nos ha permitido continuar?


No se trata tanto de que no suframos porque las cosas no salen como nosotros queremos. Tal vez el mejor modo en que deban suceder las cosas, no la sepamos.
Tal vez nos muramos. Tal vez.
La muerte forma parte de la vida. Y hay que aceptarla.

No digo que yo la acepte, porque no es así. Es un aprendizaje que puede llevar una vida. Y es la vida lo que se lleva. 
Morir no tiene ningún mérito por sí mismo. Todo el mundo muere.
Y todo el mundo, más o menos, entra y sale de nuestras vidas.
Es ley. Pese a que es difícil.
Al final a lo que me puedo coger es a una simple muletilla.
No es para cualquiera:
“La muerte, todavía no me ha tocado”.

Hay muchos tipos de iniciaciones a la vida. Pero lo que importa en la vida, es preservar la vida. Y yo creo que la vida es algo que se cuida muy bien a sí misma. Pese a los desmanes que creemos hacer “por tu bien”. Porque “es lo mejor para ti”.
Al final, nadie tiene certeza. La única certeza que se puede tener es que no se sabe muy bien porqué pero pese a todo, aquí estamos.


Y estamos cada uno de nosotros, ante la inmensidad.
Nos iremos a unir con la inmensidad, con lo inconmensurable.
Y la impresión puede ser fuerte.
Pero antes de que llegue ese cambio, tomamos decisiones.
¿A nivel consciente?

Es decir, a nivel inconsciente sabemos lo que queremos antes incluso de ser conscientes de qué es eso que queremos.
Antes de tomar una decisión consciente, el inconsciente ya sabe qué decisión vamos a tomar.
De algún modo el sistema que forma la realidad ya está predeterminado a dar lo que quieres. Porque el universo ya sabe lo que quieres, antes que tú mismo.
Es cierto que sigue habiendo mucha confusión al respecto. No se trata de que haya que moderar los deseos.

Los deseos están bien donde están. Pero sí que hay que prestar atención a algo. A preservar el tener una coherencia en la propia vida.
Eso es algo que las personas suelen olvidar. Piensan que saben lo que quieren. Pero lo que dicen querer suele ser algo que no tiene nada que ver ni de lejos, con nada que realmente sea para ellos.
No queremos sufrir. Es bueno esto. Hay que procurar el poner remedio y no dañar. Pero ¿qué decisiones tomamos?

Influidos por otros, otras personas e influencias.
Cuando hablo de influencia se puede tratar de cosas que se mueven a nivel inconsciente. De esto se pueden hacer muchas lecturas distintas.
Es decir, prácticamente todo, sucede a nivel inconsciente.
Que haya “alguien”, o algo ahí, tan solo se trata de un bagaje que portamos y hay que resolver.
Tal vez lo que exista a nivel inconsciente sea el llamado “genio de la lámpara”. Nos da todo lo que pedimos. Todo lo que somos, lo determina el genio de la lámpara.

Será un Rey Midas, quien murió de hambre, no por tener muchos deseos, sino porque todo lo que tocaba lo convertía en oro.
Tal vez ganaba ese oro para otras personas, y no tenía para sí.
O tal vez ese oro que producía, no se podía comer. Y terminó con todo su ecosistema. Mandó procesar en oro, todo lo que le rodeaba. 
Para una vez fabricado todo el oro, no quedar nada que “consumir”.

Es decir. Hay que ser consecuentes.
¿No es más fácil pensar que lo que tenemos está aquí de acuerdo a lo que somos?
Si queremos algo, lo deseamos. Y tal vez venga a nuestra vida. Pero si viene a nuestra vida, eso está determinado a un nivel profundo de nuestro inconsciente.
Todo lo que sucede ya está predeterminado.
El inconsciente sabe qué decisión vamos a tomar.

¿Es justo que sea así.?
Porque todo lo que queremos nos es proporcionado a un nivel profundo. La realidad tiene una propiedad que sostiene lo que existe a un nivel en el que todos somos unidad.

Sí, pese a que vivamos en la calle. Y tengamos que pedir a desconocidos en la vía pública, para poder comer algo, cada día.
La humillación, la pena, la tristeza. Depresión. Enfermedades.

Tal vez sean todo cosas que pretendan hacernos saber que el equilibrio que necesita nuestro organismo y nosotros mismos, no está tanto en lo que tenemos.
Tiene que ver con quién somos. Y eso no lo determina tanto lo que tenemos.
Si bien lo que tenemos, es importante. ¿Realmente queremos todos lo mismo?

No digo que esté “bien” el “pasarlo mal”. Digo que hay que vivir de acuerdo a una coherencia.

No digo que deba tener sentido la vida. Porque la vida no tiene un sentido. Yo me he visto muy a menudo en ese punto. La vida no tiene un sentido.

Porque la vida es un espejo que nos dice quiénes somos.
Tenemos lo que somos. No somos lo que tenemos. 
Hay una diferencia en el uso del idioma español que ilustra un punto que quiero resaltar.
No es lo mismo “ser, que estar”.
¿Ser o no ser? Entonces, se podría muy bien traducir por ¿Estar o no estar?
¿Y cómo estamos?
Lo que tenemos en nuestra vida no es determinante en sí mismo, más que para hacernos saber ¿Quienes somos?
Y si nos enfermamos, tenemos que mirarnos, el porqué somos lo que somos. ¿Y el para qué nos enfermamos?

Tal vez encontremos algo. Pero vivir con un espíritu de investigación de nuestra propia realidad, cambia la percepción de quién soy, y para qué estoy aquí.

Tal vez si lo que me importa es saber quién soy. El que me haga la pregunta sentado cómodamente en el asiento de mi deportivo rojo, en un descanso entre una partida de golf y otra... mientras sé que tengo todo lo que necesito y más.

Toda esa imagen idílica, de persona adinerada, no tiene nada que ver con quién soy. No tiene nada que ver con mi coherencia.
También hay que decir que ser millonario está muy bien y es deseable. ¿Por qué no nos tiene que sobrar el dinero?

Tan solo digo que, ya somos lo que somos. 



Y que lo que se precisa en esta vida, más que la voluntad de cambiar las cosas, es el ser coherente uno consigo mismo.
Y mirárselo.
Investigar en la propia vida de uno. Para saber quién soy.
Todo lo demás forma parte del viaje. Y no tiene más sentido que acompañarnos en el viaje.

Todos nos servimos de espejo a los demás. Y nos acompañamos en un viaje de auto descubrimiento.

Puedo tener como compañía el amor. El dinero, y también la salud.
Pero lo que importa en último término, es que estoy vivo. Y vivo para contarlo. O no. 
Pero tan solo un hálito de aire más, para saber que estuve aquí.
Y que he estado aquí, sabiendo quién soy.