martes, 14 de abril de 2020

Un Gran Elefante

Una misma realidad



¿Qué harías si pudieses hacer todo lo que quisieras?

Me parece que va de eso. Todo en la vida se trata de eso mismo. No es que nadie vaya a cambiar nada. Tan solo se trata de que cada uno tiene que soltar sus condicionamientos.

Pensamos y tenemos miedo de que el mundo ahí afuera vaya a cambiar. No es así.

Pensamos y creemos que hay que tener miedo a lo que hay ahí fuera. Sin embargo lo que hay ahí afuera es tan solo nada más que una proyección de lo que somos en nuestro interior.

Es decir, tememos lo que existe afuera, sin percibir que no es más que mera proyección de uno mismo.

Nos tenemos miedo a nosotros mismos. 

Y otorgamos poder a lo externo, como si fuera diferente a nosotros.

La transición está en que hay que confiar. Se trata de recuperar la confianza en uno mismo.

Se trata de eso mismo. Nada más que de eso.

Uno debe de comprender que no hay un afuera y un adentro de sí. Todo lo que sucede ya está determinado por uno mismo. 

En nuestro interior ya tenemos la respuesta. Y la respuesta es el amor y la confianza. En que todo lo que sucede está ordenado en un plano del que recién somos conscientes ahora.



No hay separación. 

No hay una diferencia entre yo y mi vecino. Tan solo hay una descripción distinta de algo que es lo mismo para todos. 

Tan solo se trata de un aprendizaje, aprender a recordar que “el otro”, no es sino uno mismo.

Operando y viviendo desde un lugar diferente. 

Tal vez esa sea la manera de abarcar más junto a otros. Tener varias descripciones de una misma realidad.





¿Cuál es la forma de un elefante en la descripción de un grupo de ciegos que lo describen al tocarlo?


Cada uno de los ciegos describe al elefante según ha percibido su contacto con él. 

Uno habrá accedido al rabo, otro a la oreja, otro a la trompa...

Sin embargo en este tiempo que transcurre, de lo que va es de que todos los ciegos se ponen de acuerdo en que estamos ante una misma realidad.


Debemos saber que en todo lo que existe hay un denominador común.

Es decir, el elefante existe y tiene existencia completa por sí mismo. 

Pese a que en un principio los ciegos no podían abarcar toda su dimensión y llegar al acuerdo de que “es un mismo elefante” por la disparidad de descripciones.

Tan solo se trata de consensuar, que pese a que uno accede a la trompa, y otro tiene una descripción distinta. 

Se trata de saber, que todos tenemos ante nosotros “el mismo elefante”.

Lo que cambia no es la realidad que tenemos ante nosotros. 

A ese respecto nunca salió Ulises de Ítaca. 



Re-conocer que lo que tenemos ante nosotros es igual para todo el mundo.

El milagro tantas veces esperado está en que la gente, las personas, dejen de creerse separadas. 

Pensar pese, a que lo que perciben se vea, para uno como una oreja, para otros una pata. 

Sabemos que cada uno tiene una descripción distinta, y ahora todos vamos a saber que nos encontramos juntos. 



Que la realidad es que nos encontramos ante “un gran elefante”.

No cambia el mundo. El elefante, es. El elefante es el mismo.

Sin embargo nos ponemos de acuerdo en que todos. Toda la gente, todo el mundo. Estamos ante algo que parecía misterioso. Un elefante.



¿Qué hay más misterioso que las personas nos pongamos de acuerdo en que todos comemos de la misma sopa?


¿No se trata de saber que cada uno de nosotros afronta una misma realidad?

¿Puede alguno de nosotros evitar que le pise un elefante? Posiblemente suceda que un ser vivo se mueva de su lugar, y que pese a no haber intención de dañar, tal vez el elefante dé un pisotón.

Siendo las personas ciegas, se teme que la vida nos pase por encima. 
Pero eso no sucede nunca. Tan solo se trata de que unos ciegos hablan con otros. Se llaman y se reconocen como iguales.

Se avisan ¡cuidado! El elefante se mueve.

Y nadie sale herido. Si hay un accidente como tal es porque nadie ha sabido tomar una precaución en el tiempo debido.

Pero no por mala fe, sino por desconocimiento.

Llegamos al punto de que accedemos al conocimiento. 

No al lograr que todos veamos que la realidad es visible para todos. Las personas somos ciegas de momento, hasta que llegamos a la certeza en la que nos ponemos de acuerdo.

Hasta que consensuamos.

Se trata de que si tenemos que vivir, más nos vale ponernos de acuerdo en que en la vida... hay un elefante.

Más nos valdría ponernos de acuerdo en que pese a que somos personas que padecemos de ceguera, de lo que va es de que “hablamos”.

Pero esta vez nadie trata más, de que el otro pierda, para apuntarse puntos propios. 

Se trata de que juntos nos vamos de viaje. 

Y qué grato es ir cogiendo turnos para viajar un largo trayecto, rumbo a la vida...

        Más que a lomos de un gran elefante BLANCO.




















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