lunes, 16 de diciembre de 2019

recuerdo

vs. identificación







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Posted: 14 Dec 2019 03:03 PM PST
HD. Hypatia Digital.
LA REPRESENTACION DE PERSONAJES.   Dom. 15-12-2.019
Malvado, víctima, amante.

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Uno de los personajes representados con mayor frecuencia es el de la víctima, la cual busca la simpatía, o la compasión, o el interés de los demás por mis problemas, "yo y mi historia".

La víctima es uno de los componentes de muchos patrones egotistas, como renegar, sentirse ofendido, injuriado, etcétera.

Claro está que una vez que nos identificamos con una historia en la cual nos hemos asignado el papel de víctimas, no deseamos que caiga el telón y, por tanto, como todos los terapeutas lo saben, el ego no desea poner fin a sus "problemas" porque son parte de su identidad.

Fuente: Una nueva tierra de Eckhart Tolle.
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Hay algo que tenemos que entender.

El ego es un mecanismo que nos ha permitido llegar al momento que ocupamos ahora en la historia de la humanidad.

Básicamente se trata de que la tarea del ego, es recordar y repetir.

Es decir, si te pica una avispa, da  igual que durante toda la vida te cruces con miles o millones de avispas a lo largo de tu vida.

Invariablemente, te vas a acordar de esa avispa que te picó.

A mí me pasa mucho cuando voy a sacarme sangre para hacer un análisis. Tengo miedo. Tengo miedo a que me pinchen y que me saquen sangre.

Es muy común. Y siempre suelo hacer los mismos comentarios. A todos les pasa un poco lo mismo.

Justo después del pinchazo, siempre resulta que comento: “Si solamente ha sido una pequeña molestia”.

No duele. Que te pinchen para sacarte sangre no duele apenas. Hoy en día las personas que se dedican a esa tarea saben muy bien cómo hacer esa tarea y la hacen bien. Sería raro que el pinchazo de una aguja doliese mucho.

Pero sucede que una vez en la vida alguien al pinchar, hizo daño.

Y se trata de sangre.



El ego se pone alerta, y recuerda.

A día de hoy toca hacer los mismos comentarios de siempre al hacerme un análisis, y el resultado es siempre el mismo. Miedo al principio para después ver, que no dolía.



Pero el ego recuerda.
Es importante.

Que el ego se centre en las cosas que nos han perjudicado “una vez” es útil. Se trata de sangre.

También se trata de avispas. Mejor mantente alejado.

Se supone que ese dolor es útil. Ha preservado a la especie que comenzó su andadura recolectando vegetales y cazando.

Si ese vegetal sabe mal, mejor piénsalo antes de tragarlo. Saborear los alimentos es algo que no solamente sirve para hacer la digestión de forma correcta.

Hoy no tiene sentido que saboreemos los alimentos puesto que, como dicen en la película Mátrix, “hay tantas cosas que saben a pollo”.

¿Cómo saben las máquinas a qué sabía “el trigo rico”?

El diálogo no es exacto, pero por ahí va.

Va por ahí porque hay muchas cosas que saben a pollo. Todas están procesadas. No se trata de que sean alimentos sanos o perjudiciales. Realmente nuestro organismo puede comer casi cualquier cosa, sin morir.

Pero el modo en el que procesamos “todo”, echa a perder “todo”.

Y eso suele suceder en “todas” las áreas de la vida.

Hace un rato comentaba con un compañero de trabajo, que el petróleo no es malo.

El petróleo no es malo.

Pero ¿Para qué lo tocas?

Procesamos.

No digo que alimentar a toda la humanidad sea malo. De hecho si tiene algo bueno el que las personas nos alimentemos, es que estar nutridos es sano y muy humano.

Es de esas cosas que tengo una edad, tuve complicaciones en el parto al nacer sietemesino. Y de lo que se trataba era de que yo ganase peso.

Cuando yo nací, tenían que hacerme ganar peso sí o sí.

Después durante mi vida, es un hecho que siempre ha habido un plato de comida en la mesa.

He conocido a mis cuatro abuelos. Tuve esa suerte, si bien una de mis abuelas falleció pronto. Apenas tengo recuerdos de ella.

Pero sé dónde está enterrada, y tengo recuerdos de la casa y de la familia. De su casa.

Que no me digan que es malo recordar.

Recordar que te picó una avispa pudo resultar útil.

Recordar que sacarte sangre, un día dolió, puede que no sea tan útil porque el análisis conviene que te lo hagas regularmente.

Recordar quién eres. Quienes fueron tus antepasados. Para bien o para mal te sirve de referencia para garantizar que en el futuro tu tienes algo que dar.

Tienes algo, una información. Una garantía. Sabes quién eres y lo que no eres.

No hay nada en contra de saber qué eres, de dónde vienes.

En mi juventud los adultos me preguntaban ¿Y tú de quién eres?

Me da la impresión que ese era un modo de saber si la rama provenía de un buen árbol. 

Sí, los conozco. Salúdalos de mi parte. Diles que yo soy tal. Y te daban el mal nombre de la familia (el apodo familiar).

En una corta presentación podías hacerte una idea de con quién estabas hablando y si podías contar con esa persona. Con su familia. ¿Con qué recursos puedo contar si hago amistad contigo?

Hoy en día a la hora de buscar, encontrar trabajo o simplemente al relacionarte, una sola frase tiene que constituirse en una “entrevista de trabajo”.

Yo lo he visto. Trabajando de cara al público, en un sitio en el que se trataba en un cierto nivel cultural. Me sucedió que yo conocía a dos personas que eran clientes míos. Y coincidieron en mi mostrador.

Yo pensé “a ver si tengo suerte y los puedo presentar entre ellos”. Me gustaría que se conociesen. Ambos eran personas de las que yo tenía una muy buena opinión.

No hizo falta.

En un momento, se dieron nombre y apellido y una breve presentación. Y el lenguaje corporal, el lenguaje no verbal que es el que aporta la mayor cantidad de información al momento de conocerse, fue impecable por ambas partes.

Me sentí un poco excluido, porque antes que ellos mismos, yo ya había pensado que les quería presentar. 

A nivel profesional hay personas que conviene conocer y tener como contacto y con quien contar.

Me demostraron que tenían un nivel de educación, que yo sabía que la tenían, pero allí en una presentación lo vi con los hechos. Ellos solos se sobraban y se bastaban para presentarse al nivel que fuera.

Pese a que me sentí excluido tuve que decirme, “por lo menos sé que tengo buen ojo”. Estas dos personas valen. Y se valen muy bien para presentarse.

¿Quién eres?



Si estás leyendo esto, no importa si eres mejor o peor persona. Seguramente puedes decir sin temor a equivocarte, que estás vivo. Tal vez estés mejor o peor, pero vivo.

Es de lo que se trata.

Al nacer yo, sietemesino, con pérdidas de sangre cada mes durante el embarazo de mi madre. Parece que lo que importaba era “sacarme adelante”.

Y salí adelante porque “engordé”. Y siempre había comida en la mesa a su hora. Más o menos.

Mejor o peor en casa de mis padres se comió todos los días. Tal vez no muy variado, pero según esos tiempos de transición que les tocó vivir a mis padres, estaba bien.

No tuve muy buen “maternaje”.

Esa palabra importa. Maternaje. Se la copio al psiquiatra Claudio Naranjo. La escuché el otro día en un video de una de las conferencias que daba.

Supéralo.

Yo diría eso. Supéralo. Sigue adelante.

Las condiciones puede que no fueran muy buenas. Pero se logró. 

Estás vivo. Puede que estés enfermo o que tengas cualquier circunstancia. Pero estás vivo.

¿Quién eres?



- Es el ambiente ¡estúpido! (Dr. Bruce Lipton).

La paranoia como síntoma de esquizofrenia es, como cualquier enfermedad, una respuesta que llamo “sana” entre comillas. Porque es toda la respuesta posible que hemos podido dar “a una situación enferma”.

Tal como decía Eckhart Tolle, en el extracto de su libro que he copiado al principio de este texto. “Una nueva tierra”. Habla de que “el ego no desea poner fin a sus “problemas” porque son parte de su identidad.”

Resulta que según mi opinión, no es tanto que las circunstancias sean buenas o malas.

En nuestra cultura tratamos de evitar el dolor y buscamos el tener un bienestar.

Tratamos sus “problemas”.

Pero lo que parece decir el texto citado, es que hay algo más sutil que las circunstancias que forman un problema.

Es la identificación, con ese problema.
El problema no es un problema, sino una situación.
El problema es la identificación.

La identificación va de que es lo que yo soy. Pero no soy yo. Ese es mi problema. No soy lo que creo que soy. O por lo menos, entiendo que no soy solamente eso.

Pero si me identifico con eso, soy eso.

Y si soy esa identidad, tú eres el otro. Puede que en un momento me gustes o que me disgustes.

Hoy en día la información circula con bastante facilidad. Los valores que hace una par de décadas, nos servían para protegernos, ya no sirven.

Nuestra identidad está expuesta.

Si vamos a un establecimiento y coincidimos con alguien, tal vez es importante que nos presentemos con una sola frase y una sonrisa en los labios.

Porque si queremos disponer de recursos, tenemos que saber con quién contamos.

Tal vez solamente tenemos dos segundos y nuestro lenguaje no verbal, para decir que somos tal. Pero lo que le llega a nuestro interlocutor es “esta persona, es de tal manera”.

No vale el levantarse y salir a la calle solamente cuando nos sentimos bien, no es la solución.

De igual modo que de niño, siendo bebé, yo tenía que ganar peso para poder vivir. Para no morir. Puedo decir que es importante el tener un buen “maternaje”.

Pero es posible que eso no sea así. Es la vida.

¿Se puede evitar la enfermedad? Seguramente si continuamos, llegaremos a un punto en el que evitaremos el dolor. Tal vez aliviemos el sufrimiento. Eso es humano.

Pero al definir lo que es bueno o malo ¿no estamos definiendo una identidad?

Es decir, nos centramos en el problema.

No digo que no debamos tratar de curar a las personas y a nuestro entorno. Se trata de que hay que saber diferenciar un concepto.

Sal a la calle y haz lo que tienes que hacer. Cumple con tu deber y haz tu trabajo. Sé coherente con tu vida.

Y se trata también de que cuando coincides con alguien, tienes que saber muy bien quién eres, si en ese instante en el que te presentas, puedes mostrarte tal como eres.



¿Eso qué significa?

Tal vez no estés en tu mejor día. Tal vez has tenido que lavarte la cara, o hacer algo de ejercicio, antes de verte presentable para salir a la calle.

Si trabajas en una oficina o en algún lugar sedentario, hoy en día es frecuente que te des unos minutos para hacer unos estiramientos.

Eso, en mis tiempos se desconocía. Pero ahora se sabe que más vale parar cinco minutos y estirar.



Esto de lo que va es que tienes que llegar al final de la jornada laboral. Y mañana no es otro día. No lo es, porque estar echo trizas y caer rendido no es solución más que a corto plazo.

Es una carrera de fondo. Y en ese día a día el mayor recurso del que dispones es el saber gestionar las emociones. Tus emociones.

También saber relacionarte, pero antes debes saber relacionarte contigo mismo.

Si sabes gestionar tus emociones, ya tienes todos los recursos disponibles. A tu disposición.

¿Qué hay que se ponga en contra de una buena gestión de tus recursos? ¿Qué se opone a la buena gestión de las emociones?


La identificación.

Yo aportaría el decir eso. La identificación es algo que nos ancla. Nos desgasta.

Desde luego, necesitamos tener una serie de recompensas. O tal vez no. Pero tienes que salir a trabajar o hacer una actividad. Y la tienes que hacer teniendo muy claro quién eres.


También está aquello de que hay que saber quién eres, y qué no eres.

¿Pero cómo lo sabes?



Aquí ya puedo meterme en lo que me interesa, que es una cierta forma de saber qué es la realidad. ¿De qué está hecha la realidad?

Desde que llegamos a percibir nuestro entorno y a nosotros mismos, lo que percibimos viene referido a una dualidad.

Es Tao simple y llano. Esa palabra que se denomina Tao, no pertenece a mi cultura. Pero curiosamente eso me facilita las cosas.

Todo lo que percibimos lo hacemos desde un punto de vista polar. Me refiero más bien al yin y yang.

No defiendo la enfermedad. Pero ¿Puedo entonces defender la salud?

Si yo soy quien pienso que soy ¿Cómo lo sé? Saber quién soy solamente es algo que puedo conocer, con el SER.

Es decir, hacer, pensar sentir. Son facultades del ser.

Hace tiempo los terapeutas animaban a sus pacientes a que no reprimiesen sus emociones. Pero pronto se encontraron con que expresar las emociones, no era la respuesta. Resultaba problemático para el entorno.

Es el contraste lo que nos dice lo que son las cosas.

Si tienes un mal día, tal vez expresarlo sirva dentro de un contexto. Pero en la mayoría de las ocasiones quejarte no lo va a resolver.

Tienes que hacer una acción. De ese modo, expresas tu malestar, o lo sacas fuera. O pasas a otra cosa. Tal vez si no resuelves el problema, el problema no fuese tuyo y se resuelva solo.

Pero si tienes un problema, resuélvelo. Porque vuelve. Tal vez no sea aceptable expresarlo en determinado entorno. Pero lo tendrás que gestionar.

A veces el mejor modo es hablar. Seguramente lo mejor es que tengas a alguien a quien hablar de ciertas cosas.

Yo escribo. Escribir en un diario puede resultar. Si bien un diario es algo muy personal. Es necesario tener privacidad. En privado puedes decir cosas que tienes metidas en tu interior.

Tal vez en un diario digas cosas que necesitas decir, y sea la oscuridad que tiene que ver la luz.

No hay luz sin oscuridad.

¿Cómo sanar? Tienes que conocer la enfermedad.

No digo que tienes que estar enfermo. La enfermedad es una situación. La medicina tiene que resolver situaciones.

Pero la medicina no puede resolver todas las situaciones.

Antes o después la vida ya se encarga de resolver todas las situaciones posibles. Te mueres. Y se terminan todos los problemas. Para ti. Es decir, no puedes quejarte más de la vida. Ya no vives del modo en el que lo hacías.

No sé si eso es un consuelo o una lástima. Resulta que estar vivo debería ser el propósito de la vida. No ya que sea una buena vida o no. La calidad de la vida está referida a unas situaciones.
¿Te ha tocado la lotería? Esa es una situación.
¿Eres feliz? ¿No? Ese es un problema.

¿Por qué no eres feliz?

Está claro que si estás vivo, sufres. Es algo inevitable. Pero ¿Puedes saber que ese sufrimiento es solamente una parte?

Es decir, párate.
Sufres. ¿Es eso todo? ¿Hay algo antes? ¿Hay algo después?

En este momento en que sufres ¿el sufrimiento te define?

No es tu mejor día y coincides haciendo la compra con un profesor que puede ser un buen contacto futuro, a la hora de conocer a alguien.

¿Sabes quién eres?

¿Si no pasas por el sufrimiento cómo vas a pasar por la felicidad?

No defiendo el sufrimiento.

Tan solo digo que el sufrimiento existe.
Y no digo que no haya que paliar el sufrimiento, y buscar soluciones a problemas y situaciones.

Tan solo digo que el contraste entre “bueno” y “malo”, son inseparables.

Vivimos en un mundo en el que la información se presenta de forma dual.
Yo tengo sobrepeso.

En el idioma español, hay una diferencia entre “ser gordo” y “estar gordo”. Son unos matices que tiene nuestro lenguaje en el idioma castellano.



¿Ser o no ser? Puede decirse ¿Estar o no estar?

Puedes ser una buena persona. Pero un día puedes estar hecho una mierda. Cuando te presentas, tienes que tener claro que hay una diferencia.

Puedes estar enfermo. Pero la cuestión de si eres una persona enferma o no lo eres, es algo que habría que estudiar.


Solemos guardar un equilibrio entre salud y enfermedad.

Ese equilibrio nace de saber oscilar a uno y otro lado, sin caer.

Pero es necesario que haya una oscilación. Incluso si las cosas suceden como normalmente sucede en la vida, ¡agarrate que vienen curvas!

Y gracias. Porque si tienes dos dedos de frente, sales adelante.

Si te miras. Si te ves tal como eres.

¿Quién eres?

Eres un equilibrio dinámico. Eres luz y oscuridad.

Eres salud y enfermedad.

Te lo voy a decir con claridad, eres un enfermo.
Y te lo voy a decir con contundencia. Es crónico.



También te puedo decir algo. Que de lo que se trata es de que la vida sigue. Y estás vivo.

Y del modo que sea, se trata de que si estás vivo es porque la vida quiere que estés vivo.

Eso es el problema de la vida. La vida tiene que resolverse como una cuestión sagrada que se plantea cada día.

Después si duras más o menos años en tu vida, es una situación que tal vez los médicos dirán algo al respecto. Eso ahora no lo voy a tratar.

Las condiciones en las que vives, son situaciones.
Pero con lo que te identificas, es el problema.

Solamente saber quién eres y qué no eres, resuelve ese problema.

Te puedo resolver la incógnita. Si quieres vivir en la luz, la oscuridad no estará muy lejos. Estará en la sombra.

Después de lo que he escrito se me ocurre una pregunta.

¿Con qué te identificas?


























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