miércoles, 24 de abril de 2019

partida


En mi desarrollo como persona, he convivido con, se me ocurre el llamarlo “un cuerpo de dolor”. Usando las palabras de Eckhart Tolle. Tal vez el significado que le doy es distinto.
Es cierto que convivimos con partes de nosotros, que disociamos, para a cambio, poder vivir con ellas, sin que nos destruyan. Y están ahí, pero como si no estuviesen.
Provengo de una familia que como todas, tiene un grado  disfuncional. Las familias están formadas mayoritariamente por seres humanos. Las personas funcionamos bien para algunas cosas y para otras no.
El día de mañana, tal vez ya sea una realidad, tal vez haya otro tipo de inteligencia. Ni mejor ni peor. Tal vez más funcional o operativa. Pero hoy por hoy, las personas tenemos que, sí o sí, empezar a gestionar nuestras emociones.
Tal vez el gran hermano nos diga lo que debemos hacer. O tal vez el gran hermano no nos permita hacer determinadas cosas. 
El cambio de paradigma está en que somos nosotros, cada uno de nosotros, los que debemos gestionar de algún modo nuestro espacio interno.
Vamos a vivir en una realidad que va a aumentar nuestros sentidos. Ya hay una realidad aumentada. De un modo o de otro, debemos entender que para gestionar un flujo de información, el funcionamiento de nuestro cerebro debe cambiar.
Hay departamentos en nuestra mente con distintos niveles de conciencia. Tal vez la tecnología que se genere a partir de ahora, haga que tengamos que vivir de cara a la galería. Tenemos que ser capaces de vivir así.
Autogestionar nuestros recursos para de algún modo vivir desde la autenticidad, y que esa autenticidad nos haga capaces de decir, yo soy así y así me expreso.
Algo a lo que recurro a veces es a recordar los cuatro acuerdos del Dr. Miguel Ruiz. Su libro “los cuatro acuerdos”.
Acepta la vida. Juega el rol que te ha tocado vivir en la vida. Creo que la aceptación es muy importante. Puedes ser feliz.
Cuando eres tu mismo, puedes dedicarte a ampliar tu conciencia.
Percibir más o mejor tu espacio interno. No cambia nada realmente. Debes tener la conciencia de que todo lo que sucede, ya de por sí es perfecto.
El gran hermano te dará pan y circo.
Ahora estoy hablando de un cierto nivel que no es el cotidiano.
Es decir, a nivel cotidiano, si sucede cualquier cosa buena o mala, juzgamos esa cosa o suceso, como bueno o malo.
Pero es necesario que abramos un espacio en nuestro interior. 
Un lugar donde poder saber quienes somos.
Con todo y pese a todo, debemos tener un espacio donde podamos saber que suceda lo que suceda, estamos a salvo.
Porque somos unidad. A un nivel espiritual si se le quiere llamar así. O si se quiere abordar esto que cuento, desde un nivel de la ciencia más adelantada. Tal vez la física cuántica.
No es descabellado decir que lo que percibimos es una interpretación de lo que somos.
¿Y qué somos? Yo no lo sé muy bien. Tal vez tan solo somos interpretes de una información.

A nivel de interprete de lo que me rodea, tal vez esté de acuerdo con lo que me sucede o tal vez deba tratar de cambiarlo. De eso ya se tendrá que hablar y ponerse de acuerdo. Habrá que legislar comportamientos y ámbitos de acción. 
La ética es importante en base a regular la relación con otros.
Sean quienes sean estos otros. Hombres, mujeres, niños, animales. Una piedra. Una máquina.
Si nos adentramos en territorio en el que la percepción nos es expandida, caeremos inevitablemente en un vacío existencial.
Y aquí, hay que disociar. Hay que ser responsable de uno mismo.
Y ser responsable de uno mismo, conlleva el que sea del modo que sea tienes que conservar la coherencia.
Pese a que el inconsciente sea bombardeado por numerosos estímulos que vayan encaminados a que te conformes. O a que compres determinado champú. O a que votes a un dirigente.
Si eres responsable de ti mismo, es posible que llegues a un estado en el que no debas rendir cuentas a nadie.
Porque no importa la realidad en la que estés.
Sabes que estás. Más allá de una apariencia sujeta a interpretación, eres consciente de que al menos en cierto nivel, esa piedra que está frente a ti, tiene una información en sí misma.
Y que es tan valida como la que portas tu.
Tal vez con pequeños cambios en la disposición de nuestro entorno, podamos enviar a nuestro inconsciente información para que gestiones los cambios. 
Hay símbolos continuamente que interactúan por debajo de nuestra consciencia.
Un semáforo en rojo, hay veces que puede ser pasado por alto. Pero ya de por sí el color rojo, suscita ciertas emociones.
Son símbolos. Y los símbolos generan unas emociones porque contienen una información.
Lo que quiero transmitir es que hay que saber que a un nivel que “existe”, que es real y que se puede percibir. O tal vez tan solo sentir.
Desde la certeza.
Desde la certeza de que has llegado al límite.
Pero pese a todo, sigues vivo.
Y no has gritado.
Podemos tener la certeza de que toda existencia es sagrada en sí misma.
En el universo no se trata de que la física cuántica haya hecho que la física de Newton sea desplazada. A la física de Newton no la desplaza nadie.
La existencia es una maquinaria perfecta de creación y funcionamiento.
La física cuántica tan solo dice que existe un observador.
Desde ahí tan solo llegamos a un lugar posible. Podemos relativizar nuestro lugar en el mundo. Que nuestro lugar en este universo, en esta realidad, tenga sentido. Tan solo depende de saber y realizar el nivel de conciencia. 
Conectar con la perfección de la realidad que ya es.
No podemos hacer más que conectar con lo que ya es, y que ya está ahí.
Es una posibilidad. Es tal vez algo que ahora no está realizado. Pero que existe. Por muy difícil que sea todo, suceda lo que suceda, hay que saber que la existencia es perfecta en sí misma.
La existencia es experiencia. Y es experiencia todo lo que se precisa para vivir.
La vida no tiene porqué tener sentido. Hay que vivirla.
Pero hay que desarrollar esa conciencia de unidad, desde la que percibimos que todo lo que percibimos como sufrimiento, proviene de una desconexión de un sentido de unidad.
Y de que cada ser. Cada ser, del tipo que sea. Desde la descripción o lenguaje desde el que se proyecte. Física cuántica, relativista, de física de Newton. Desde una visualización o a nivel mental, emocional... Todo lo que se cree, y todo lo que se crea.
Todo tiene un determinismo total.
Ese determinismo es tan duro y tan férreo que tan solo nos puede abocar a una sola realización.
Justamente a la libertad.
La intuición de que una parte imperfecta del todo, forma parte de un todo perfecto.
Más allá de todo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario