sábado, 18 de mayo de 2019

vida consciente

Que tratar de vivir de forma desahogada, sea algo que beneficie a todos. Que no se trate de obtener de forma que se sustraiga a los demás, sino que el propio beneficio sea el beneficio de todo el mundo, y también del entorno. Del planeta. Del ecosistema.
Tengo la certeza de que es posible. De que se puede lograr el equilibrio en esta bella perla azul que habitamos.
Siento que el modo de hacer esta tarea es adentrarnos en un ámbito en el que podemos aprender. Un aprendizaje que comprenda que ya sabemos todo lo que necesitamos saber. Que tan solo se trata de recordar lo que ya somos. Seres que venimos a experimentar la totalidad.
Desde la realización de ser completos. Diferentes y únicos en nuestra complejidad. Guardianes de un conocimiento que comprende el haber encarnado en esta vida. Para el bien de todos los seres que transitan en otros... mundos y realidades.
No estamos solos. Pero es cierto que tenemos el privilegio de habitar un mundo físico y de haber encarnado. Es un gran logro.
La vida biológica es sagrada. Es un logro supremo. Es un buen lugar para vivir. Aquí se aprende, cosa que en otros lugares o ámbitos no sería posible.
Es necesario que salgamos allí al infinito. Y hagamos saber que hay un buen lugar para vivir. Y que se puede lograr la paz y la armonía. En todo el universo si cabe. Más allá de las diferencias de forma, tiempo o distancia.
Que toda inteligencia es creadora. Y que la base biológica es un bien que cabe preservar. La vida humana, como tantas otras antes, es un intento de la conciencia por ganar en complejidad y conocerse a sí misma.
Eso solamente significa una cosa. El corazón es la puerta, el portal que une y que nos abre a otros planos de conciencia. El ojo que mira más allá de nosotros mismos, lo hace guiado por el latido de nuestro corazón.
Traer la paz al planeta, comprende el saber que no estamos solos. Que no es necesaria la lucha por la supervivencia, una vez que el ego ha cumplido su función de hacernos saber que la misión que nos trajo aquí a la existencia, no es más que el hacer de una forma concreta y encarnada, un conocimiento que era ya eterno.
Es en la carne que se hace sagrado el conocimiento. Es por eso que mantener la vida es hacer sagrado. Vida y muerte son un intercambio de materia y energía que se dan a cada momento.
A cada instante nos renovamos. Nuestras células están en constante movimiento e intercambio. La vida y la energía que comprende el estar vivo, es un don.
La existencia es maravilla por una simple cuestión de que nos permite experimentar el contraste. Nos permite unificar criterios. Nos permite encontrar lo similar en lo diferente y lo diferente en lo similar.
Es el escenario perfecto. En el que realizar lo que todos los universos anhelan.
La vida consciente, real y encarnada.

TODAVÍA ES PRONTO... ¿O ES DEMASIADO TARDE?


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