sábado, 12 de octubre de 2019

el mito de la caverna

Este pensamiento riquísimo nos ha llegado en forma de unos diálogos que constituyen, además, una cumbre de la literatura universal. 
  • FILOSOFÍA - GRANDES OBRAS FILOSÓFICAS.










Somos como prisioneros dentro de una caverna, contemplando sombríos sus muros, sobre los que se perciben sombras inquietas. Son las sombras de los objetos que —invisibles para nosotros— pasan por detrás nuestro, iluminadas por un gran fuego, fuera de nuestro campo de visión. No miramos hacia atrás para explorar la fuente de estas sombras y por ello estamos convencidos de que las imágenes de sombras que vemos son el mundo real de las percepciones sensoriales. Sin embargo, si uno de los prisioneros fuese capaz de juntar fuerza y coraje para abandonar la caverna, descubriría los objetos reales, la causa de esas sombras vagas. Si abandonase del todo la caverna —después de frotar sus ojos doloridos— contemplaría el sol. Si después de una percepción tan asombrosa sobre la naturaleza ilusoria de aquel mundo de sombras regresara a la caverna, nadie creería sus relatos fantásticos. De inmediato sentiría una intensa soledad y pensaría que es su tarea curar a sus semejantes de su ceguera, demostrándoles la naturaleza ilusoria de su mundo. Sin embargo, el interrogante es si está comprehensión sólo puede lograrla alguien que por sí mismo ha abandonado la caverna.



En Paraíso, la tercera parte de la Divina Comedia, Dante describe la Luz Eterna como un resplandor perdurable en el que vio las "hojas dispersas de todo el universo", con la sustancia y los accidentes fundidos en una única llama.





EL MITO DE LA CAVERNA





De hecho, nuestra cultura precisa de mucho más que un cambio en el estilo de vida. En la mente occidental, las estructuras mentales y la relación entre conciencia y materia están muy equilibradas, tanto que nuestro mundo está saturado de un materialismo que amenaza con aplastarnos hasta morir. Nos encontramos en un estado de hipertrofia materialista y en efecto la eventual auto-destrucción no será más que la consecuencia lógica de nuestras actitudes.









He aquí lo que el chamán indio Ciervo Cojo dice al respecto:

Sólo los seres humanos han llegado a un punto donde ya no saben por qué existen. No emplean su cerebro y han olvidado el conocimiento secreto de su cuerpo, sentidos, o sueños. No utilizan el conocimiento que el espíritu ha puesto en cada uno de ellos; ni siquiera son conscientes de esto y por ello tropiezan a ciegas por el camino de la nada: una carretera pavimentada que ellos mismos nivelan y aplanan para llegar más aprisa al enorme y vacío agujero que encontrarán al final del camino, esperando para la devorarlos. Es una carretera super-rápida, muy cómoda, pero yo sé a dónde conduce. Lo he visto. He estado allí en mi visión y me estremezco de   sólo de pensarlo










- 1992, Holger Kalweit.

"ENSOÑACIÓN y espacio interior.
(El mundo del chamán)".

...las sociedades tribales están sujetas a discriminación y aislamiento. Se les otorga una categoría marginal y la actitud hacia ellas es a menudo condescendiente. Sus características singulares con frecuencia se describen en términos psicopatológicos. Sólo con ignorarlas, las reducimos a una virtual inexistencia. A menudo son víctimas de políticas genocidas. Se califica de primitivos a sus miembros. Los biólogos tienden a observarlos como reliquias evolutivas. Los sociólogos los consideran anormalidades culturales. Para el psicólogo es probable que sean especies prerracionales; para el economista, una sociedad de escaso desarrollo.  Para los estrategas militares ni siquiera existen y para los turistas bien alimentados son imágenes románticas y exóticas en los libros de viajes. Sin embargo, a pesar de todo, sus curanderos y hechiceros ejercen una enorme fascinación a la gente del así llamado mundo civilizado.














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