lunes, 5 de agosto de 2019

con respeto y por derecho


Yo no soy gran cosa de tío. No tengo mucho ni poco. Las cartas que me ha dado la vida las he jugado como he pensado que era mejor.
Lo que he entendido que debía hacer lo he hecho. Mi sueldo comparado con el de mis hermanos es un poco más bajo porque yo estoy menos cualificado. 
Por lo que sé de mis hermanos, todo el mundo lo pasa mal.
Y es difícil.
Hay personas que te lo dicen, es difícil.
Creo que ahí estamos todos.

Este año me ha tocado ser el presidente de la comunidad de vecinos. Es decir, el que cambia las bombillas de la escalera. También me llevo algún marrón. A eso se me tiene que hacer el cuerpo.
Que tengo dos pisos que parece que vive gente, y tienen el agua cortada. Soy testigo presencial de que los empalmes ilegales se ponen y se quitan. Y aigües no dice nada de que haya fraude.
La semana pasada, me vi de madrugada sin agua. Y bajé a ver.  Estaba toda la instalación de los contadores mojada... parecían haber sacado un empalme de un piso.
Un día voy a llamar al séptimo de caballería, y creo que voy a tener que llamar al quinto. Que siempre hacen falta refuerzos.
Puse un correo al administrador de fincas. Lo leyó a las siete de la mañana. Yo había trasnochado, y me enteré de la falta de agua. El caso es que el resto de la semana ha habido agua y ya se ha secado lo que tocaron.


Conoces gente. Tengo un vecino que tiene derechos. No es que me importe que sea negro, pero él parece que sí que lo tiene siempre presente. Es negro. Te lo dice en cuanto tiene oportunidad.
Tengo varios vecinos. Toda esta comunidad es colorida. Hay un chino que ha asistido a las reuniones de la comunidad. A las dos que se han hecho.
No tiene ni idea de hablar español. Pero paga todo lo puntual que sería deseable. Es decir, paga y ya es bastante. Para no hablar ni una palabra de español, si no limpia su parte de escalera, por lo menos no toca los huevos.
Sin embargo el vecino que tiene derechos, vive puerta con puerta conmigo. Y no es capaz de tocar a mi puerta, que estoy al lado. Me tiene que llamar por teléfono para sacarme cuentas.
La cuestión es que ha pagado dos meses de la cuota de la comunidad. Como eso ha sido en agosto, significa que debe todavía los seis meses anteriores.
Llama y pide explicaciones. Por teléfono.

Es de esas cosas que habla mal el español y le preguntas de dónde es. Porque es negro. Y si tengo que hablar, quiero asegurarme de que nos entendamos.
Basta darle pie, basta una simple excusa, y pone el dni sobre la mesa, y levanta la voz. 
Que tiene derechos. Que es español, que no roba. Que yo le he dicho que no es de aquí.
Tiene derechos y es español. Pues no se lo discuto. Aunque sí tengo derecho a preguntar. Más que nada porque el español que habla no es muy bueno.
Si ya tengo como vecinos un chino, una marroquí, y ahora un negro, que parece que debe llegar justo a fin de mes. Pero tiene derechos, porque es español y no roba.
Y sí. Es difícil.

Es decir, es difícil para todos. En realidad todo el mundo hacemos lo que podemos. Yo no tengo ninguna dificultad en abrir mi nevera y compararla con la suya. Seguro que él come mejor que yo.

Tal vez. La verdad es que soy bastante dejado para la comida. Pero que no me toquen los cojones que siempre tiene una habitación alquilada.
Y si estamos en agosto, debe seis meses. Y su fama es legendaria. Nunca ha pagado.
La vez que he hablado con él. Nunca ha robado, es español, yo le he dicho que no es de aquí (perdón por preguntar, chico negro).
Joder, en realidad creía que lo de ser negro era cosa de los derechos que se conquistaron en estados unidos hace una o dos generaciones.


Los mismos derechos que yo, si voy a sacar la cuenta. Si es español y más o menos, dice que no roba. Yo tampoco robo. Ahí estamos a la par. No sé.
Tiene derechos. Pero el caso es que no dice que yo le haya negado un derecho en concreto.
Esto se trata de que tiene derechos y los reclama, como al que le deben dinero y lo reclamase. Sin decir de dónde ni porqué se le debe nada.
No menciona qué derecho tiene. O ya si es el caso, si yo le he coartado algún derecho, que me diga cuál. 
Porque los derechos son algo que competen a una legislación. Y la ley se hace cumplir por un cuerpo de policía.
A mí en ningún momento me ha dicho qué derecho le he negado.

Tengo claro que si bien este hombre, me puede caer bien o mal, los derechos que dice que tiene, no los ha ganado él.
Es decir, este vecino mío lo único que ha hecho es que yo le pierda el respeto. Más que nada porque no sabe hacer más que dar lastima de que “le deben algo”.
Él a la comunidad le debe seis meses, porque a última hora se le ha ocurrido pagar dos. No sé si va a pagar ninguno más. Llevaba bastantes años sin pagar la comunidad. Años. Y siempre dando lástima.

Pero los derechos que puede tener este vecino. Al que empecé respetando, pero ya no respeto. Son los mismos derechos que tengo yo.
Y yo esos derechos no me los he ganado. Esos derechos los ganaron mis padres y mis abuelos. Las generaciones anteriores a mí hicieron posible que yo tenga derechos. 
Los mismos derechos que puede tener cualquier español. Mi vecino también.

Que el respeto, hay que merecerlo. Cuando se pierde es más complicado recuperarlo.

Me pregunto si la generación que está empujando ahora, tiene que ganar de nuevo unos derechos.
Creo que sí.



El otro día hubo una agresión sexual. Dentro de nuestro país suceden esas cosas. Parece que las mujeres se habían ganado el derecho a caminar solas por la calle.
Cuando yo era niño, las chicas no iban nunca solas.
Sé lo que es que las mujeres caminen solas por la calle.

Las mujeres en este país se habían ganado el respeto y podían caminar solas por la calle. 
Eso lo he visto y vivido yo. Puedo decir que forma parte de mi experiencia.

La autoridad, dado los casos de agresión por cuestión de género, aconseja “Que las mujeres no vayan solas ni por lugares solitarios”.
La cita, aunque la he puesto entre comillas, no es textual. Pero se entiende el sentido de lo dicho. Con claridad.
No se trata de que en determinados barrios, se sepa que es peligroso circular.
Hoy en día, el peligro, no está tan delimitado. No va por zonas  de malos barrios.
Dentro de un orden, encuentro que se vuelven a dar consejos respecto a cosas, que las mujeres hacía tiempo se habían ganado por respeto y como derecho.
Las mujeres habían ganado el respeto que les permitía ir solas por la calle.
Ya sé que la delincuencia de hoy en día no está definida de la misma forma que hace, pues aquellos maravillosos años. Que ya no va tanto por barrios buenos o malos...



Parece que la solución, más o menos disimulada y de compromiso, es salir cada mujer, para pasear un perro enorme. 
Que haga cagadas de cuatro kilos.
El perro se decía que era el mejor amigo del hombre.
Ahora es el perro, ese enorme, el fiel amigo y garante de la seguridad de la mujer.

Los derechos no se tienen. Se tienen que mantener. No se trata de que nadie pida tener derechos. Se empieza por ganarse el respeto. Los derechos ya los ganaron nuestros padres.
Si ahora para salvaguardar esos mismos derechos, hay que sacar a pasear perrazos, pues se sacan.
Los animales son garantía de que las personas tengamos o no, derechos. 
El respeto se gana. 
Los derechos se tienen que conservar y mantener. Porque los ganaron nuestros padres para nosotros.

Cuando escucho que las mujeres no pueden caminar solas por la calle, me vienen recuerdos.
Me pregunto si las mujeres deben volver a ganarse el respeto.
Porque el derecho se supone que debía estar garantizado hace tiempo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario